Garantizar la supervivencia
En relación a las numerosas circunstancias o factores que causan la regresión de las rapaces carroñeras (buitres) y otras aves generalitas. Algunas se antojan de reversión imposible, como la destrucción y humanización de sus hábitats. Otras, como la mortandad directa o indirecta por parte del hombre (disparos, electrocución, carencias tróficas, venenos, incidencias en el ciclo reproductor, etc.) o como el sellado de muladares tradicionales, vertederos, etc. siendo estos lugares de gran importancia, para aves que utilizan de manera asidua estos puntos de alimentación.
Históricamente las aves carroñeras o especies necrófagas, cumplen una importante función ecológica pues se alimentan de los cadáveres de animales de granja y silvestres; y, por ello han contribuido a evitar la difusión de transmisión de enfermedades a las especies ganaderas, a la fauna silvestre y al hombre y por lo tanto, al mantenimiento de la sanidad animal y la salud pública; siendo considerados tradicionales aliados de la ganadería.
Desde la aparición de algunas epidemias transmisibles en diferentes cabañas ganaderas (principalmente la Encefalopatía Espongiforme de Transmisión, EET o mal de las vacas locas), a principios de la década de los 2000, se han venido acusando graves deficiencias en relación a la conservación de muchas especies animales, asociadas a la disponibilidad de carroña en el medio natural. Se ha prohibido el abandono de reses muertas en el campo, y su función de cadáveres que ofrecen su quietud, a la vida de otras especies, a consecuencia del cumplimiento de una legislación sanitaria estricta, para el control de dichas EET y los productos que contienen materiales específicos de riesgo (MER), han sido causas principales de algunos de los problemas de conservación que muchas de estas especies necrófagas siguen padeciendo en la actualidad.
Todo esto ha alterado un proceso ecológico, trayendo consigo graves problemas para las poblaciones de aves carroñeras, además de una carga económica considerable para muchos ganaderos, ya que actualmente casi la totalidad de las especies ganaderas tienen suscritos seguros oficiales de retirada, por lo que la mayoría de los cadáveres de estas especies no quedan disponibles en el campo ni en los lugares destinados a la alimentación (muladares) para su consumo por especies necrófagas, salvo en zonas remotas donde el acceso para la recogida es prácticamente imposible.
El Colectivo Azálvaro con su actividad persigue la recuperación y creación de áreas habilitadas para el depósito de restos cárnicos (muladares autorizados), procedentes de las explotaciones ganaderas, industrias cárnicas y de la actividad cinegética local; permitiendo el desarrollo de un sistema adecuado de abastecimiento, que cumpla de forma estricta los requerimientos técnicos y de funcionamiento necesarios para evitar posibles riesgos para la salud humana, el desarrollo de focos infecciosos que deriven en problemas de epizootias e impactos paisajísticos y ecológicos.
Este conjunto de actuaciones, tiene al mismo tiempo un beneficio ambiental y económico. Por un lado, se facilita a los propietarios de las explotaciones e industrias cárnicas, la eliminación de subproductos y cadáveres de animales de especies ganaderas, el cual se realiza a cambio de una contraprestación más económica que las establecidas por la vía de transformación en planta autorizada. Esta línea de actuación, es llevada a cabo por el Colectivo mediante la entidad gestora ARCAN, perteneciente al Plan General Vultur-Voltoya.
Por otro lado, se favorece la conservación de algunas de las especies necrófagas más amenazadas de la Península Ibérica como es el caso del buitre negro, milano real o el alimoche. Se mantiene así un aporte alimenticio relativamente constante, que favorece la supervivencia para estas especies, al tiempo que limita el efecto negativo que la práctica ilegal de diseminación de cebos envenenados presenta especialmente sobre la comunidad de avifauna carroñera. Del mismo modo, se asegura el comportamiento necrófago de las especies objetivo, evitando posibles desviaciones por falta de alimento a consecuencia del actual sistema de retirada y reduciendo así los conflictos sociales generados por el número creciente de incidentes y de denuncias de ataques al ganado vivo, lo cual resulta deseable en aras de compatibilizar la conservación de la naturaleza y el aprovechamiento ganadero.