EL CAMPO AZÁLVARO: Singularidad ornitológica
Su vinculación con la avifauna puede entenderse como un mero indicativo de la importancia de este valle como lugar de nidificación, área de descanso y concentración; manteniendo interacciones e interrelación trófica con poblaciones de aves reproductoras, migradoras e invernantes de otras áreas cercanas, tanto ibéricas como de ejemplares procedentes de otras latitudes. Estos pastizales naturales y las prácticas agrícolas, hoy en desuso, y de su aprovechamiento silvopastoral tradicional, que ha soportado históricamente este valle, sumado a su variabilidad climática como elemento predominante, imponiendo un régimen mediterráneo, semiárido frío, ha favorecido la creación de una variada y valiosa comunidad de avifauna ligadas a este pastizal, lo que ha determinado su designación y clasificación con figuras de protección a nivel estatal e inter-estatal.
El paraje de Campo Azálvaro es una antigua denominación que designa a estas tierras ganaderas situadas a caballo entre Ávila y El Espinar (Segovia), este espacio es un amplio valle con una altitud de 1.250 metros, con orientación nordeste-sudoeste, resultando característico las extensas llanuras dominadas por diferentes tipos de pastizales destacando el berceo (Stipa gigantea); con el río Voltoya discurriendo por su eje central, y limitado con suaves alineaciones de las sierras. Este área, abarca no solo el ámbito de la planicie o depresión esteparia de unos 15 km de longitud, sino que alcanza las estribaciones de las sierras que la limitan, la Sierra de Malagón (1.642 m de altitud) al sur y la Sierra de Ojos-Albos (1.662 m) al norte, e incluye el embalse de Serones, con gran interés para las aves acuáticas, principalmente durante los periodos de paso migratorio, así como el tramo del río Voltoya, desde la presa del embalse aguas abajo, discurriendo por el interior de la sierra de Ojos-Albos, por considerar un lugar propicio y favorable, ya sea por sus elementos bióticos y abióticos.
Así, por la aplicación de la Directiva Aves, ha determinado su designación como “Zona de Especial Protección para las Aves” de Castilla y León, (ZEPAs), bajo la denominación de “Campo Azálvaro-Pinares de Peguerinos” (para tener más información, pincha aquí) quedando paralelamente definido como “Lugar de Interés Comunitario” (LICs). Igualmente, el embalse del Serones, fue declarado “Zona Húmeda de Interés Especial” por la Junta de Castilla y León, incluido en el Catálogo Regional correspondiente al decreto 125/2001, de 19 de abril; mientras el núcleo del tramo del río Voltoya, están incluidas en el ámbito de protección de las Zonas de Importancia para la Cigüeña negra (Ciconia nigra) de acuerdo con el Plan de Recuperación de la especie decreto 83/1995, de 11 de mayo, y declaradas como Área Crítica para su conservación, Orden de 10 de julio de 2002, incluidas en el Inventario de Hábitats de Protección Especial a tenor de lo dispuesto en el artículo 50 en la ley 8/1991, de 10 de mayo, de Espacios Naturales de la Comunidad de Castilla y León.
Por último, existen varios territorios clasificados como Área Crítica de Águila Imperial Ibérica (Aquila adalberti), según la aplicación del Plan de Recuperación de la especie decreto 114/2003, de 2 de octubre, por el que se aprueba dicho plan y se dictan medidas para su protección en la Comunidad de Castilla y León.
Estas designaciones, que se hacen eco de la presencia de importantes poblaciones de aves cuya conservación es considerada prioritaria, así como de otras especies, por ejemplo, comprendidas en el Anexo I de la mencionada Directiva Aves, pretenden asegurar el estado natural de este paraje. Si bien, tras estas consideraciones y, pese lo anteriormente comentado, no hay que pasar por alto que, como en otros “espacios protegidos”, en la ZEPA de Campo Azálvaro-Pinares de Peguerinos, se han originado durante los últimos años una serie de amenazas que no pueden pasarse por alto para plantear otros modelos de gestión agropecuarias compatibles con la conservación de las poblaciones de fauna silvestre. Entre ellos destacar la pérdida de las prácticas agrícolas ligadas a los caseríos, que cultivaban pequeñas superficies de terrenos y contribuían a los ciclos biológicos de la avifauna; igualmente la sobrecarga ganadera actual con sus vallados inadecuados; también los factores de vulnerabilidad provocados por la instalación de parques eólicos en las sierras que limitan este valle o los tendidos eléctricos peligrosos, sin tener consideración en su importancia como área de paso y concentración de aves migratorias; o en esta línea la urbanización en las inmediaciones del embalse del Serones, derivada de la inexorable cultura de la segunda residencia, etc., factores todos que han provocado drásticas alteraciones, sobre el pastizal y poblaciones de aves, y en suma en el estado biológico de este valioso espacio.